miércoles, 3 de agosto de 2011

Te prometo el cielo...

Prometer el cielo a alguien y cumplir la promesa es como convertir un sueño en realidad. Para poder llevar a cabo tal hazaña hay que sentir MUCHO “amor al arte”.



Amar al arte implica ingeniarse y estar dispuesto a tener pintura debajo de las uñas durante tres semanas, montar andamios, cargar con tablas de 3 m de largo, 40 cm de base y un grossor de casi dos pulgadas, aguantar reflectores que derraman calentura (?), convertirse en electricista y bancarse comentarios sobre el “chor” demasiado corto. A veces tambien significa alimentarse en base a pizza durante tres semanas, pasar un feriado religioso laburando mientras el pais esta de fiesta, bancarse la puteada de la familia por la ausencia durante el feriado, y como si todo esto no fuera suficiente, tragar pintura.



Tragar pintura? Claro pues! Prometer el cielo a alguien es sinonimo de amor al arte, especialmente cuando este cielo se encuentra en el techo de su oficina y bajarselo implica pintarlo.



En algun momento durante la realización del sueño, entrenar la respiración se vuelve mas importante que bajar el cielo en si, especialmente cuando se trata de “ahorrar” en materiales. Es logico que falte antes que sobre.




Bajarle el cielo a alguien no es una actividad que se pueda realizar solitariamente. Se necesita de ayuda de jovenes adultos a los que hay que tener mas paciencia que a niños de kinder.


Si tuviera que comparar el acto de bajarle el cielo a alguien lo compararia con “hacerle el aguante” a unos obreros con unas bien frias mientras ellos laburan.



Pero como sarna con gusto no pica… preguntenselo a Raff (Digital).


Gracias Vale, Seba, Yuki, Wendy, Gaby y demás seres que fueron parte de cumplir un sueño sin bailar.

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